Semilla divina para corazones humanos
Aunque el Evangelio se escribe y predica por vez primera en tiempos distintos a los nuestros, no deja de ser actual. Los pájaros que se comen la semilla al borde del camino, son, tal vez hoy, las opiniones infundadas y las críticas corrosivas de los medios de comunicación, contrarios a la fe y a la moral. El terreno pedregoso, la superficialidad de muchas vidas, o la falta de formación, o la educación sin valores. Las zarzas que ahogan la siembra, los placeres desenfrenados, la ganancia a toda costa, y la falta de transparencia y honradez en trabajos y negocios.
Hace falta remover los corazones, con silencio, reflexión y oración, para que la semilla divina pueda dar fruto. Para que los corazones humanos se hagan fecundos y se llenen de humanidad y de gracia divina.
Nuestra entera sociedad reclama hoy esa tierra buena porque se muere de hambre y de pena, debatiéndose en una crisis que no toca fondo. Echa en falta solidez, futuro, valores, y fe, como lo prueba la gran respuesta a la convocatoria de la Jornada Mundial de la Juventud que va a celebrarse en Madrid con el Papa, y por la que tanto se está rezando y trabajando.
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