1. Primera parroquia construida en la Diócesis tras el Concilio Vaticano II
En la ciudad bimilenaria de Calahorra la parroquia de los Santos Mártires se conoce como “la parroquia Nueva”, porque nace, sin templo propio en 1942, y comienza a construir su grandiosa iglesia parroquial en 1965, año en que termina el Concilio. Iglesia, que se consagra el 4 de septiembre de 1968 con una de las primeras grandes concelebraciones, que la reforma litúrgica del Concilio acababa de autorizar.
Su altar, exento, de granito de Ávila, pesa siete toneladas. En 1993 la diócesis le cedió un valioso retablo del siglo XVI, procedente de Santa María de Cameros. Y en 1997 Se bendijeron las valiosas esculturas de los Santos mártires, obra de Miguel Angel Saínz, que rodean la singular pila bautismal románica, procedente de San Millán de Yécora.
La nave principal del templo, con un amplísimo presbiterio, mide setecientos metros cuadrados, con un aforo aproximado de seiscientas personas.
La Capilla del sagrario, separada de la nave por columnas, y ahora acristalada, mide trescientos (aforo de ochenta). Su torre de veintidós metros de altura, separada de la iglesia, se eleva sobre un edificio adicional que acoge los despachos parroquiales y un edificio circular, coronado con cúpula, concebido en un principio como baptisterio y ahora utilizado como capilla para pequeños grupos.
Adosado a la iglesia se alza un edificio de viviendas con cuatro pisos para sacerdotes y un amplio salón que ocupa todo el bajo. En 1993 se comenzó a excavar la nave principal de la iglesia para hacer en el sótano dos salas para celebraciones litúrgicas y cuatro salas de catequesis, que fueron inauguradas en 1995.
Se dio así acogida y servicio pastoral a una feligresía en continuo crecimiento que contaba en sus comienzos con unos catorce mil feligreses, y de la que en 1995, se desgajó una parte, erigiéndose la nueva Parroquia de la Santísima Trinidad, con la finalidad de dar mejor servicio pastoral a las numerosas familias jóvenes llegadas a la demarcación parroquial.
- 2. Una parroquia solidaria y caritativa
La parroquia Santos Mártires, en sus más de ochenta años de vida pastoral y cincuenta y cinco con instalaciones propias, cuenta con el aprecio de su feligresía, que participa, colabora y se beneficia de la gran vitalidad religiosa, cultural y social de la institución, perfectamente integrada en la vida de la ciudad y en coordinación y colaboración fraterna con las otras cuatro parroquias de Calahorra. Acoge e integra también a numerosas familias inmigrantes.
Esa colaboración se concreta, entre otras iniciativas, desde el año 2016 en una Cáritas interparroquial que “promueve, potencia, coordina y orienta la acción caritativa y social de la Iglesia Católica en la ciudad de Calahorra, agrupando en una única entidad la acción de las parroquias de la ciudad”. Colaboran en ella numerosos voluntarios de esta y de las otras parroquias y se atiende cada año a varios cientos de necesitados, así como a personas sin hogar y transeúntes. Se organizan también cursos y talleres de formación y promoción, que encauzan la acción caritativa que brota de una saludable y fecunda vida parroquial.
La parroquia promueve, además, con la impagable colaboración de voluntarios, la Obra Social Santos Mártires, que presta servicios de atención y asesoramiento a la protección de la vida del no nacido y protección y acompañamiento de la madre gestante. También ha establecido con eficacia, desde hace años, un convenio de colaboración para acceder en la sede de la asociación a los servicios psicoterapéuticos del COF (Centro de Orientación Familiar de la Diócesis), a la ayuda que presta Red Madre a mujeres gestantes y a los servicios terapéuticos que Proyecto Hombre ofrece para salir de la drogadicción y adicciones. La parroquia ayuda también a financiar generosamente cada año una parte de las acciones que realizan dichas entidades.
- 3. Una parroquia viva y evangelizadora
Si por algo se conoce a esta parroquia, además de por su generosidad y notoria participación en la vida parroquial, es por la implantación en ella desde hace más de cincuenta años de las Comunidades Neocatecumenales, que, integradas en la vida parroquial desde su inicio, han dado frutos abundantes de vocaciones sacerdotales, familias ejemplares, algunas de ellas misioneras, y personalidades notorias que viven cristianamente y que, varios de ellos, ya han podido testimoniar a Cristo con una muerte ejemplar. Actualmente son seis las comunidades que viven su compromiso bautismal en la parroquia, apoyados en la escucha y profundización de la Palabra de Dios, en la participación viva y continuada en la liturgia y en la ayuda de su comunidad. Cada año evangelizan a otros, bajo la supervisión del párroco, con unas catequesis testimoniales, que llevan el primer anuncio de Cristo vivo, que ama y vivifica a quienes arrastrando un cristianismo de costumbre, no se resignan a seguir así, sino que quieren transformar su vida.
Otra característica de la parroquia es su numerosa participación en la vida litúrgica y sacramental. Las Misa dominicales y diarias son notoriamente concurridas; la confesión frecuente se vive ejemplarmente y el confesonario está diariamente atendido. La adoración al Santísimo, comunitaria y personal, es constante. La iglesia está siempre abierta durante el día y son numerosas las personas que rezan y adoran al Señor. Semanalmente los jueves se tiene un tiempo de adoración comunitaria, en adviento y cuaresma se amplia el tiempo de adoración y una vez al año se hacen las veinticuatro horas seguidas de adoración al Señor.
Funciona semanalmente el grupo bíblico y las catequesis de iniciación cristiana, bautismo, comunión y confirmación, están organizadas, con buena participación y magníficos catequistas. La limpieza y adorno del templo la hacen un grupo de voluntarias que se esmeran ejemplarmente y que dan a las celebraciones un esplendor y un ambiente, que ayudan a encontrarse con Dios, a disfrutar la celebración comunitaria de la liturgia y a comprometerse con el Evangelio.
Por todo lo cual, la parroquia Santos Mártires, se enorgullece de su pasado, vive con intensidad el momento presente y se proyecta hacia el futuro con entusiasmo, gozo y esperanza.