Buscar la perfección
Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.
Así concluye la enseñanza de Jesucristo, que leemos este domingo en la misa. Nos invita a dejar la mediocridad y buscar la perfección. Porque quiere para nosotros una vida lograda, plena y feliz, como la del mismo Dios. Pero esa vida, nos advierte Jesucristo, tiene un precio: po-ner la otra mejilla y amar a los enemigos. ¿Nos pide un impo-sible? Él lo hizo. Con Él también nosotros podemos.
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