La sed del corazón y el agua que la quita
Como la Samaritana, también los creyentes de hoy, pedimos en este domingo el agua que vivifica y calma nuestra sed de verdadera vida. La pedimos para nuestro mundo desorientado y atribulado. La pedimos y nos preparamos para sumergirnos en ella en la noche santa de la Pascua. La pedimos, mientras recibimos el Pan de vida, que es el mismo Cristo que tuvo sed de la conversión de la Samaritana y la llenó de vida ¡Que hermoso tiempo de Pascua nos espera tras esta refrescante y estimulante cuaresma!
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