El domingo: día para Dios, que nos quiere
Jesús contestó: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré”
“Jesús -dice el Catecismo de la Iglesia- veneró el Templo subiendo a él en peregrinación en las fiestas judías y amó con gran celo esa morada de Dios entre los hombres. El Templo prefiguraba su Misterio. Anunciando la destrucción del Templo anuncia su propia muerte y la entrada en una nueva edad de la historia de la salvación, donde su cuerpo será el Templo definitivo”.
Nos acercamos a la Semana Santa para revivir este drama. No podemos hacerlo rutinariamente, sino como protagonistas del mismo porque “Cristo llama a sus discípulos a tomar su cruz y seguirle, porque El sufrió por nosotros dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas. El quiere en efecto asociar a su sacrificio redentor a aquellos mismos que son sus primeros beneficiarios” (Catecismo).
¿Nos animamos a vivir estas semanas de cuaresma más generosamente y con más espíritu de sacrificio para hacer así un mundo habitable, donde mande la generosidad y no la avaricia, el desprendimiento y no el acaparar? Que el mundo conozca por nuestro medio al único Dios vivo y vencedor: ¡Cristo crucificado! Seguirle es acertar.
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