Sigamos al Buen Pastor sin detenernos por nada... ¡Nuevos diáconos incluídos!
1. Para ser el mismo Cristo
Dios eterno me llamó
y tan claro yo lo he visto
que se acabó mi temor.
Las cruces en el camino,
el cansancio y el dolor,
no oscurecen mi destino
ni me enfrían el amor.
Sin detenerme por nada
voy siguiendo al Buen Pastor
y vivo cada jornada
siıviendo al Pueblo de Dios.
2. Prepararé cada día
el alimento mejor:
la Sagrada Eucaristía,
cuerpo y sangre del Señor.
Ser sacerdote es misterio.
ser sacerdote es misión.
Lo he tomado muy en serio
y lo vivo con pasión.
3. Yo le suplico a María
ser fiel a mi vocación
y vivir con alegría
este hermosísimo don.
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