Costado abierto y manos y pies traspasados
Para ser admirados con asombro, al escuchar a quienes los contemplaron. Para ser recordados siempre, aunque no se hayan visto. Para no olvidarlos nunca, nunca...
Dichosos los que crea, porque ellos son la prueba de la entrega total. Una entrega que nada se reserva, que se da hasta el fin, y en la que se puede encontrar la salvación.
Dichosos porque, en ellos se alcanza misericordia. Y la necesitamos tanto. Y la necesitamos todos...
Hoy podemos mirar ese costado abierto y esas manos y pies traspasados, sabiendo que son reales, que son de Dios encarnado. En ellos encontraremos consuelo y salvación. Aunque tengamos fallos. Aunque seamos poca cosa, aunque nada merezcamos.
Acojámonos a la Divina Misericordia y pongamos bajo su cuidado a este mundo nuestro tan increyente y tan necesitado
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