En peligro, pero sanos...
Acabo de hablar por teléfono con el Padre Miguel Angel Xicay y me cuenta el tremendo susto que se llevó esta mañana al estallar una bomba terrorista a pocos metros de donde se encontraba él, haciendo un tiempo de adoración al Santísimo y a punto de dar la bendición.
Me comenta que, otro conocido, el Padre Gabriel Flores, de Santa Ana, El Salvador, estaba a tan solo cuatro metros de donde estaba la bomba y que ha recibido herida leve de los cristales rotos por la explosión.
Increible la barbarie de los que piensan arreglar con bombas la vida política y social de su pueblo. Poco se puede esperar de quienes desprecian la razón y confían en la fuerza. Menos de quienes están dispuestos a llevarse a cualquiera por delante, con la pretensión de liberar. Dios nos libre de tan peligrosos libertadores.
¿Cuando acabará esta barbarie? Parece que se autoalimenta con el odio, la simplificación y la ideologización. Pero ciertamente, mientras no acabe son un peligro estos asesinos que ni temen a Dios ni quieren a nadie, ni a sí mismos.
Ojalá que en alguna encrucijada de sus vidas marchitas encuentren una luz, se arrepientan y cambien. Todos estariamos mucho más tranquilos y se lo agradeceríamos.
Mientras, doy gracias a Dios, porque, una vez más, pudiendo haber sucedido una masacre, sólo ha habido que lamentar unos pocos heridos leves. Que Dios perdone a los agresores y aliente a las víctimas...
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Miguel Ángel -