Cuidado con los populismos
JAVIER GOMÁ LANZÓN - @ABC_Cultural comenta en un interesante artículo el peligro que representan los populismos que pretenden implantar, a toda costa, quimeras utópicas, en vez de tratar de cambiar, cuanto sea posible, la realidad imperfecta. Lo explica así de bien en el ABC Cultural:
La realidad se halla regida por el principio fundamental de la imperfección. La constatación de este hecho, que se impone tarde o temprano en la experiencia personal, lleva a algunos a la resignación. A otros, en cambio, a la rebeldía. Dentro de este segundo grupo, los hay que quieren «mejorar» la realidad pero los hay también que quisieran «cambiarla» por otra de nueva planta. Reformismo o revolución. El reformista acepta algún grado de negociación con la imperfección inmanente al mundo dejándose contagiar inevitablemente por ella, mientras que el revolucionario pertenece al linaje de los puritanos, cualquier contagio le parece infamante y no acepta nada por debajo de la perfección estricta. El conflicto sobreviene cuando este último, movilizando fuerzas sociales y materiales, intenta trasladar la utopía alumbrada en su imaginación a los espacios densos y resistentes de la realidad y esta se muestra indócil a su plan extremista. La tentación del utopista es castigar a la realidad por su torpe insumisión y es entonces cuando la utopía, en nombre de la virtud, tiende a convertirse en máquina del terror.
Y concluye con claridad meridiana el autor:
Cualquier programa demagógico o populista de cambiar aceleradamente el mundo por otro más perfecto, en lugar de trabajar por mejorarlo, ignora el principio fundamental que rige la realidad. Seamos como Tomás Moro: realistas en perspectiva utópica o idealistas autoirónicos.
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luis Antonio -