La pequeñez frente a la grandeza
El evangelio de domingo nos habla de Jesucristo que condesciende en hospedarse en casa de un pecador notable que se llamaba zaqueo. Y este encuentro entre el Santo y el pecador, entre el Bueno y el malo, realiza el prodigio del cambio.
Parece imposible que las personas cambien y sin embargo lo hacen cuando se da un verdadero encuentro entre personas. Un encuentro que no destruye, sino que construye, un encuentro que edifica. Para que se de este encuentro hay que dejarse encontrar, hay que dejarse envolver, hay que dejarse libremente convencer.
Y Dios encarnado, Jesucristo, supo encontrarse así con muchos, hoy con Zaqueo, tal vez mañana con nosotros si nos dejamos...El silencio, la reflexión, la oración propician el encuentro. También la entrega, el salir de nosotros... Ojalá nos encuentre, ojalá nos prestemos al encuentro, ojalá cambiemos a mejor, para que nuestro mundo cambie.
0 comentarios