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San Juan de la Cruz y los cánones

San Juan de la Cruz y los cánones

Extrañamente asocio esta fiesta de San Juan de la Cruz, el incomparáble místico y poeta castellano, con el derecho canónico, en vez de con la poesía. Son cosas, sin duda, de mi experiencia vital, ya algo dilatada...

El caso es que místico enamorado, el del "Quedeme y olvideme, el rostro recliné sobre el Amado, cesó todo y dejéme, dejando mi cuidado entre azucenas olvidado"..., fue un hombre amante de la justicia y el derecho, contribuyendo a la imponete reforma de la Iglesia en el siglo de Oro, con una fecunda tarea de gobierno, además de con una profunda y comunicada vida mística.

Y es que derecho y afecto, ley y carisma en la Iglesia, querida por Cristo, no sólo no se oponen, sino que se complementan y apoyan y pueden contribuir, si van juntas, al empuje y crecimiento de la misma.

Por eso me cuesta entender actitudes que pretenden usar el derecho como arma arrojadiza o que consideran una ofensa que alguien se ampare en el derecho cuando ha perdido todo otro amparo.

Y en esta fiesta de San Juan de la Cruz, yo le pido que nos ayude a todos a respetar y conocer lo establecido por la Iglesia en sus leyes, al mismo tiempo que buscamos al Amado por la empinada senda de la contemplación y el amor.

¡Todos saldríamos ganando!

3 comentarios

Angel Mª Pascual -

Gracias por los comentarios.
De vez en cuando, hace falta el circunloquio, para expresar algo tan sencillo como que la realidad siempre puede mejorarse y que un pasado penoso, debiera propiciar un futuro dichoso.
¡Recordar para mejorar siempre!

Francisco -

La justicia sin la caridad, falsa justicia, caridad sin justicia, falsa caridad, eso es lo que hace falta comprender en el derecho; por eso creo que pasan tantas cosas, que no deverían de pasar, lamentablemente pasan, por hacer mal uso de lo que está para el bien de la Iglesia.

Luis Antonio -

¡Que circuncunloquios!
Hoy, hace seis años, quise, amparandome en el Derecho Canónico, defender unos derechos que estaban siendo conculcados desde hace tiempo, bajo pretexto de falsa humildad y demas cosas, tanto en mi persona como en el de bastantes hermanos y seminaristas.
Despues pasó lo que pasó.
Pero doy gracias a Dios porque sirvió para que la situación cambiara. ¡Omnia in bonum!