La Palabra de Dios en el quinto Domingo de Pascua
“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada”
La fe nos asegura que la fuerza del Resucitado se comunica a sus discípulos ¿No se convirtieron los cobardes seguidores del Nazareno en intrépidos Apóstoles? También nosotros cambiaremos el mundo si estamos unidos a Cristo como el sarmiento a la vid.
Lo lograremos si nos fiamos de Cristo más que de nosotros mismos, si lo escuchamos, si se lo pedimos confiadamente, si recibimos sus sacramentos, si no nos separamos de su Iglesia.
¡Unidos a la vid, que es Cristo, seremos discípulos fiables,como Pablo, y cambiaremos nuestro mundo como él cambió el suyo ¡A la tarea! Nos espera una apasionante Misión.
0 comentarios