El Resucitado en la orilla
“Estaba ya amaneciendo en el lago de Tiberiades, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús”.
Emociona, en estos domingos de Pascua, escuchar el relato de las apariciones del Resucitado y sobre todo ésta, que tiene lugar en el lago de Tiberiades. Todo creyente puede sentir esa misteriosa y consoladora presencia si mira con ojos limpios, como el Discípulo Amado, o con corazón arrepentido como Pedro, sin dejarse ofuscar por los trajines y dificultades de la vida.
Ojala que la Pascua de este Año de la Misericordia purifique esa mirada y ese corazón nuestro con el arrepentimiento de la penitencia sacramental y lo fortalezca con el alimento de la comunión eucarística. Se lo pedimos a la Virgen, que vivió, sin duda, la Pascua con gozo singular y amor desbordante.
(Foto de mi peregrinación a Tierra Santa, surcando las aguas del lago de Tiberiades o "Lago de Jesús")
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