Aprendimos a adorar
En Cuatro Vientos, Madrid en la JMJ, con un millón de jóvenes, aprendí, impactado y conmovido, a adorar mejor a Dios. Fue una experiencia que guardo, como el mejor tesoro, en mi corazón de sacerdote.
Y me gusta transmitirla a mis feligreses: cada jueves, en el momento de adoración al Santísimo, tras la misa matinal; cada fiesta del Corpus Christi en la procesión por las calles, cubiertas de elaboradas alfombras, de Villamediana.
Quisiera que percibieran, como yo aquella memorable noche, aquel impresionante y elocuente silencio de un millón de personas, calladas para escuchar a Dios. Nos penetró las entrañas, nos taladró el corazón.
¡Dios quiera que lo consiga en la fiesta y procesión del Corpus de este año 2012!
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