El paso del Buen Pastor
Es tranquilo, pero seguro y firme. Y conduce a la meta. Merece la pena seguirlo. A mí me gusta cantar mientras camino:
Sin detenerme por nada voy siguiendo al Buen Pastor y vivo cada jornada sirviendo al Pueblo de Dios.
Y es que, a veces, dan ganas de parse. Pero hay que seguir caminando, porque el Buen Pastor no se detiene.
Cuando atardece, hay que acelerar el paso para llegar al redil: el lugar del descanso, de la intimidad, donde se recobran las fuerzas perdidas.
¡Que llega la fiesta del Buen Pastor, preparad los corazones, alistad las ilusiones, vividla con pasión!
0 comentarios