Acompañar y serenar el dolor con esperanza
Los sacerdotes acompañamos con solicitud el dolor de las familias que pierden un ser querido. Lo hacemos invitando a la oración y a la esperanza. Esto dije hoy en una homilía por una persona fallecida en la parroquia:
El amor, ciertamente, produce dolor al perder al ser amado, pero también puede remover la fe, permitiéndonos obtener la paz. Pues la fe nos asegura que lo que nosotros no podemos, Dios lo puede, porque es más fuerte que la muerte. Es más, acompaña a nuestros seres queridos, en ese trance y nos acompañará un día a nosotros si creemos en Él. Porque ha pasado por la muerte, y una muerte de cruz, y la ha vencido con la resurrección.
Oremos y pidamos, pues, con fe; avivemos nuestra esperanza y acudamos en esta tarde a la Virgen, que conoció el terrible dolor de la injusta muerte de su Hijo y que nos enseñó, aquel Viernes Santo, a mitigar ese dolor a fuerza de fe, de esperanza y de amor. Que ella nos acompañe en el dolor y nos fortalezca en la esperanza. Que así sea.
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