Provechoso retiro sacerdotal
Estas es la introducción de la meditación de Don Juan José. No tiene desperdicio y a mí, por lo menos, me ha servido:
El retiro espiritual es siempre un tiempo de gracia. Es un espacio que reservamos para encontrarnos con Dios, para dejar que su silencio nos envuelva y permita que pueda brotar su Palabra, y ser escuchada con reverencia y gratitud, esa Palabra de doble filo, que sana y que da vida.
No tengamos prisa en marchar a pasear o a charlar con el compañero, después de la charla. Quedémonos en la capilla. El verdadero compañero y amigo es el Señor. Merece ser querido por sí mismo y merece que le dediquemos este tiempo, todo el tiempo necesario, en la oración. Cercana la Navidad, os propongo adentrarnos en el misterio de Belén. Os invito a mirar detenidamente el establo con todo lo que significa y todo lo que puede evocar en cada uno de nosotros.
(...) No vayamos con ideas preconcebidas. Calla, contempla y sigue humildemente lo que allí te vaya diciendo el Espíritu, un día tras otro, junto a María y José, entre la mula y el buey, bajo la estrella misteriosa y el canto de los ángeles, que solo escucharon los pastores, porque en la posada y en los corazones había mucho bullicio, mucho ruido.
¡Gracias, Don Juan José, por su predicación y el buen ánimo que nos ha transmitido!
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