A propósito del final del terrorismo
Desde que los teroristas de ETA anunciaron que renunciaban a matar mil comentarios se suceden en todos los medios de comunicación españoles.
Me estremece la falta de juicio moral, la ausencia total del recurso a Dios, juez último, y la supeditación entusiasta a una plana, sesgada y pueblerina visión política.
No cuenta para nada el bien atropellado en personas inocentes y el mal enaltecido en personas culpables. No cuenta el odio fomentado, el crimen utilizado, el desprecio a la ley humana y a su fundamento, la ley divina. Estamos moralmente desarmados y pretendemos edificar una paz firme y duradera.
Pretenden arreglar esta situación dejando de lado la fe en Dios (porque hay muchos que no creen en Él) y piden fe ciega en unos criminales, cuya promesa cuasidivina de no volver a matar será la salvación del pueblo ¡Pobre pueblo, antes temeroso de Dios, pero feliz, y ahora temeroso de unos redentores terroristas, no arrepentidos, pero dialogantes!
Así estamos. Que Dios, el único que merece ser creido, nos ayude ¡Falta nos hace!
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