El sacerdote, ministro de la Misericordia divina
Medito el documento de la Congregación para el Clero, que lleva como título completo: "El Sacerdote, confesor y director espiritual, Ministro de la misericordia divina". Y me entusiasmo y admiro de la grandeza del ministerio que, como sacerdote, he sido llamado a realizar. Y me lleno de temor porque a veces no lo valoro ni lo vivo con el interés que debiera.
El documento ayuda a tomarselo en serio y concreta y aclara muchas dudas. Merece la pena leerlo y releerlo para vivir como ministro, responsable y agradecido, de la Misericordia divina.
Dice cosas tan sensatas y motivadoras, para nosotros sacerdotes, como estas:
El sacerdote confesor, además de una buena sensibilidad espiritual y pastoral, es necesario que tenga una seria preparación teológica, moral y pedagógica, que lo capacite para comprender la situación real de la persona.
Además, le conviene conocer los ambientes sociales, culturales y profesionales de quienes acuden al confesonario, para poder darles consejos adecuados y orientaciones espirituales y prácticas...
Además de la sabiduría humana y la preparación teológica, es preciso añadir una profunda vena de espiritualidad, alimentada por el contacto orante con Cristo, Maestro y Redentor. (nº 63)
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