A Juan Pablo II en el 4º aniversario de su marcha al cielo
Santo Padre, desde el cielo, cuídanos. Lo necesitamos. Echamos en falta el ejemplo valiente de tu entrega hasta el agotamiento, tus cálidas palabras, tu oración ferviente, tu personalidad extraordinaria.
Mira que este mundo nuestro no sabe ni lo que quiere, ni lo que necesita, ni lo que le conviene.
Pero algunos sabemos que neceitamos empuje, decisión, claridad de mente, corazón.
Dánoslo para que cambie nuestro mundo, para que mejoren las personas, para que nadie se quede sin consuelo.
Qué recuerdos los de aquel dos de abril de 2005. Qué dolor, qué tristeza. El paso del tiempo mitigó la pesadumbre, pero no quita la nostalgia. Nos consuela, sin embargo, la seguridad de que ahora gozas en el cielo. Sigue siendo para todos padre y modelo.
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