Gracias al correo electrónico puedo compartir la emoció y hasta los nervios de los amigos. Copio aquí una entrañable confidencia de uno de los ordenandos, para disfrutar de momentos tan únicos:
Hace algunos dias tuvimos el retiro previo a la ordenación y en la noche del lunes 2 de marzo cuando estuvimos en el seminario para la cena festiva monseñor Gonzalo nos dijo que lo habìa invitado, no sabe cuánto nos alegramos quienes compartimos con usted y rompimos el silencio con aplausos. Nos darìa mucho gusto tenerlo el dìa de la ordenación.
Ahora estoy en mi pueblo, regularmente vengo cada semana. Ahora ya estoy más nervioso, me pongo asì cada vez que vengo a la casa porque me preguntan por los preparativos y al estar con la familia la situaciòn es un tanto más tensa, pero es parte de la emociòn. A veces no puedo retener las lagrimas cuando pienso en el día de la ordenación. Mi hermana se está encargando de las dalmáticas y las estolas. El sastre, encargado de las camisas y el traje, se ha atrasado en la entrega del trabajo y eso me pone un poquitín más tenso. El alba aún no lo he ido a traer pero me han dicho que ya está lista. Estamos a escasos días de la ordenación y creo que ya me estoy volviendo un manojo de nervios pero bueno.... Espero que todo vaya muy bien. Cuento con sus oraciones y encomiéndeme al Santo patriarca José. Nos vemos el día de las ordenaciones.
¡Qué pena no poder estar físicamente con los que se ordenan! Pero ojalá que ese pesar y esa nostalgia se conviertan para ellos en fuerza de fidelidad inquebrantable y de felicidad inacabable. Unidos por el afecto y la fe y la esperanza.
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