Descanse en paz Don Cipriano Calderón, que me apreció y defendió siempre en los años de Sololá
Cuando me enteré de su sentido fallecimiento pensé hablar de él en este blog, porque fue uno de esos hombres que, desde lejos, acompañó y defendió al Seminario de Sololá sin buscar nada a cambio.
Con qué cariño me escribió algunas veces, me envió algunos libros y visitó el Seminario de Sololá.
También me enteré, por amigos comunes, de su defensa del Seminario, en los años de sede vacante, con motivo del fallecimiento de Monseñor Eduardo Fuentes y en los últimos años, cuando la supervivencia de la institución estuvo en grave peligro.
Gracias, Don cipriano, que Dios le pague con un cielo muy grande. Y siga velando por ese querido Seminario de Sololá, que, me imagino, seguirá llevando en su corazón grande de Pastor Bueno. Y ya imagino también el abrazote fuerte que Mons. Eduardo le habrá dado en el cielo...
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Julio César -