CARTA APÓCRIFA DE SAN MARCOS A LOS GRUPOS BÍBLICOS
Como otros años, al comienzo del Año Litúrgico, escribo a los grupos bíblicos parroquiales esta carta de animación:
Yo Marcos, discípulo de Pedro, a quien tuve la suerte de ayudar en la evangelización de Roma y a quien el Apóstol llama “mi hijo Marcos” al final de su primera carta (1P 5,13), os escribo a los participantes en los grupos bíblicos de La Rioja, para animaros en el comienzo de este año litúrgico en el que se lee en las Misas dominicales mi evangelio, que, por esta razón estudiáis y oráis en los grupos bíblicos.
Como consigna para este año quiero dejaros lo que escribí en mi evangelio (Mc 13,14), por habérselo oído mil veces predicar a Pedro: “El que lee, que entienda”. Es decir, que comprenderéis de donde proviene la autoridad y el poder con que actúa Jesús, si dirigís vuestra mirada a la impotencia del Crucificado y conoceréis qué significa la cruz si comprendéis el Evangelio del Reino de Dios, tal como Jesús lo predicó en Galilea y yo os relato en los primeros capítulos de mi breve evangelio (Mc 1,14ss).
Son los dos acentos que lo caracterizan: la actividad pública y el sufrimiento público de Jesús. A la luz de la fe pascual, mi evangelio muestra que ambos aspectos son inseparables. Jesús empeñó su vida por su mensaje, y ese mensaje es encarnado por él mismo, en su vida y en su muerte y sus discípulos luchamos por hacer lo mismo.
Os deseo que estudiando y rezando juntos logréis entusiasmaros a llevar a vuestras vidas y a todos los rincones de La Rioja, este gozoso y esperanzador mensaje. Lo necesitáis en este oscuro tiempo de pandemia que debéis iluminar con vuestra esperanza cristiana.
Vuestro en el Señor,
Marcos, Evangelista
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