La mejor profesora del mundo, hace que sus alumnos lean muchos libros
Se considera que es la ganadora del premio "Global Teacher Prize", que otorga un jurado internacional, y que está dotado con un millón de dólares (¡Quien los pillara!).
La afortunada ganadora es la profesora estadounidense Nancie Atwel. Y no es que enseñe ciencias esotéricas, enseña a leer a los niños, pero logrando que sus estudiantes, de septimo y octavo grado, lean un promedio de 40 libros al año (¡Increible, pero cierto!).
Ella considera que es el único medio para que los niños cultiven el arte de escribir, que según afirma, está basado en las cualidades de eficiencia y productividad. "El secreto -explica ella- es dejar que el niño elija los libros, para que los lea y luego escriba bien" (¡Muy elemental, pero muy convincente!).
Leyendo en el periódico ABC esta noticia, recordaba yo mi promoción de la lectura entre mis antiguos alumnos seminaristas, y algunas increibles anecdotas, acurridas en aquellos añorados tiempos a proposito de las lecturas de libros.
Por ejemplo el caso del seminarista de origen nicaragüense, Augusto Dabul (¿Qué habrá sido de él), que en los años de San Andrés Sematabaj, se leyó en un año cuarenta libros, como los niños de la profesora Nancie Atwel (Yo tenía algunas dudas al respecto, pero así lo afirmaba él)
También fue célebre el caso del ahora sacerdote P. Juan Cavajay que afirmó haberse leído en un tres o cuatro días "El mundo de Sofía", que tiene unas 500 páginas.
También recuerdo la anécdota del célebre P. Hector (de Puerto Rico) que sobre el libro Platero y yo, muy recomendado por mí, solo sabía "que lo leyó Casto" (porque durante todo el año yo preguntaba día tras día a ese seminarista hondureño cómo iba la lectura de de "Platero y yo").
Adquirió fama de lector, así mismo, Carlos Arias, por haber leído el enorme tocho del "Caballo Rojo" que tenía lo menos mil páginas y que no cualquiera se atrevía a leer.
Y... tantas anécdotas más que me hacen sonreir cuando las recuerdo y que me confirman que motivar la lectura de libros es, ciertamente, una maravilla.
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