Ecos del Encuentro Sacerdotal Diocesano
Ayudó a nuestro presbiterio a ser intrépido y más animoso.
Nos enseñó que sobran curas regañones, enojados y de mal humor.
Nos invitó ser positivos, creativos y más alegres.
Me pareció que el clero formado en el postconcilio es ya residual en mi presbiterio: su empeño fue oponerse a lo anterior.
Yo me formé, como la mayoría del presbiterio riojano, en el postconcilio y lo anterior, para nosotros, son justamente ellos.
No necesitamos, pues, más confrontación sino ánimo, oración y buena cara.
Me animó mucho, al menos a mí, el sentido positivo de mi Obispo, su ejemplo, su cercanía y su afán de integrar y no confrontar... y los magníficos conferenciantes a los que invitó a este encuentro.
Ahora, pues, tras este feliz evento, empeño para hablar menos, rezar más y ponerle al mal tiempo buena cara.
¡Animo, pues, que la victoria nuestra es!
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