Anécdotas del día del Buen Pastor
Al llegar a la ermita de Santa Eufemia, con la imagen en andas para intercambiarla, se resistió tanto la cerraja, y resultaron tan vanos los abundantes y clamorosos intentos, que alguien sugirió recurrir a una sierra para hierro y serrar la cerradura. Se trajo la sierra y, apunto de encontrar cómo enchufarla, se adelantó una feligresa, movió sutilmente la llave y se abrió la puerta ¡La aplaudimos con entusiasmo! ¡Solo faltó que se llamara Eufemia!
En Alberite me mostró el párroco la imagen recien restaurada de la Virgen de la Antigua que, ha crecido en la restauración, siendo ya tan esbelta que casi alcanza al titular del retablo, San Martín, que está a buena altura ¡Ojalá creciera así la devoción a la Virgen!
Atendiendo en Sorzano a mi tía de 98 años, me contó que en la mañana se retrasó quien le pone las gotas y se cansó de esperar y se preparó para ir a Misa y, cuando vinieron a ponerselas, dijo que por hoy no las necesitaba, que se iba a la iglesia ¡Eso se llama temperamento religioso!
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