Pregón de Semana Santa: Segundo toque de tambores y trompetas
Hermanos y amigos: Asistir el jueves Santo en la tarde a la Cena del Señor, a su última cena, os trasladará realmente al Cenáculo y, como los Apóstoles, recibiréis al Dios que se entrega hasta la muerte, hecho alimento para vivificaros. Lo veréis lavar los pies, por medio del sacerdote que lo representa, significando que, con su humillación, se ha puesto realmente a los pies de la humanidad, para librarla de caer aplastada bajo las fuerzas del mal.
Y lo acompañaréis oculto en el sagrario del monumento, adornado con las flores preciosas y las lámparas encendidas de vuestra ofrenda, para pedirle tantas cosas, para agradecerle su presencia callada.
Y el Viernes Santo, en el mismo templo, al atardecer, escucharéis Palabras divinas del Evangelio, que relatan el increíble acontecimiento de la Crucifixión y Muerte del Señor en la Cruz. Oraréis, tras escucharlo, para que los frutos de la Pasión alcancen al mundo y adoraréis seguidamente la Cruz, con la que hemos sido redimidos. Y le acompañaréis por la calles y campos de Villamediana en el vía crucis, recorriendo con él las estaciones que le condujeron hasta el Calvario. Y en la noche estaréis junto a la Virgen Dolorosa para endulzar su soledad, acompañándole, como el Apóstol Juan y las Santas Mujeres, hasta el sepulcro, con luto en el vestir, con fe y esperanza en el corazón.
El sábado Santo el Templo permanece a oscuras como el Sepulcro, con la sola luz de la Dolorosa, Virgen de la Soledad, a quien acompañaréis en su espera del triunfo sobre el pecado y la muerte de su Hijo muy amado.
Cantamos con fe y escuchemos el segundo toque de tambores y Rompetas que anuncian la Semana Santa de Villamediana:
Reina del cielo, Madre de amor, Grande, muy grande es tu dolor. ¿Por qué estás triste, Madre de amor, Porqué está triste tu corazón? Llora la Virgen, madre de amor, porque yo ofendo a su hijo Dios. Ay madre mía, no más pecar, cesen tus lágrimas, perdón, piedad.
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