Mañana, 20 de julio, Aniversario de Monseñor Eduardo Fuentes
Lo encomiendo y me encomiendo a él para que siga velando por todos, allá en Sololá, y aquí en mi querida parroquia.
Ojalá que el ejemplo de su entrega, su alegre optimismo y su afecto paternal, siga siendo, para todos, estímulo y acicate hacia la santidad sacerdota.
Son diez y seis años, en que se ha dejado sentir su presencia alentadora y su amistad fiel. Un aniversario, pues, para orar y celebrar en amistad y estima, mientras suena esta letra con hermosa y conocida música:
Sonriendo y muy sereno nos dejó el Obispo Eduardo, como amigo y Padre Bueno hoy queremos recordarlo.
A la Casa del Señor se marchó con alegría, depositando el dolor en los brazos de María.
Como experto sembrador esparcía la semilla, suscitando alrededor vocaciones y alegría.
Su corazón generoso, siempre pegado al sagrario, latía muy ardoroso impulsando al Seminario.
Formador de sacerdotes, predicador incansable. Ya han florecido los brotes, la cosecha es imparable.
El Señor se lo llevó, sin duda, para premiarlo. La tristeza terminó porque nos sigue cuidando.
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