Reflexión sobre el ejemplo del Papa emérito, Benedicto
Ya no nos predica con su clarividencia, cercanía, profundidad y sencillez.
Ya no celebra cuidados pontificales en la Basílica de San Pedro, o en lugares como Cuatro Vientos en Madrid.
Ya no firma encíclicas imperecedaras, que iluminan el oscuro presente.
Ya no firma nombramientos, ni recibe audiencias...
Ahora, como Jesucristo, reza y se ofrece en silencio por la Iglesia ¿Qué es más eficaz?
¡Gracias, Santo Padre Benedicto, por mostrarnos cómo vivir el evangelio con radicalidad, siguiendo a Cristo pegado a su cruz!¡Nos está haciendo un inmenso bien! ¡Lo necesitábamos!¡Gracias!
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