La fiesta de Todos los Santos
Una fiesta de bienaventurados. Que creyeron el Sermón de la montaña y, en vez de invertir en valores pasajeros lo hicieron en los permanentes y duraderos.
Yo los celebro con toda la Iglesia, visitando el cementerio-dormitorio donde reposan, esperando ser despertados para seguir disfrutando de sus acertadas inversiones.
Y me encomiendo a ellos para que me ayuden a creerme las Bienaventuranzas y hacer de ellas un feliz modo de vida, el que no conoce crisis, el que perdura, el que merece la pena ¡Feliz día de todos los Santos!
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