Lutos y esperanza
He vivido unos días de acompañamiento a unas familias que han perdido a alguno de sus seres queridos. El hogar parroquial se une, acompañando el dolor de quienes lo forman, y les presta el impagable auxilio de la esperanza cristiana.
Rezar juntos, sentirnos una gran familia unida, ayuda de verdad. Y, como en cualquier hogar, no falta la compañía, el cuidado y el cariño de nuestra Madre, la Virgen Dolorosa. Con ella salimos adelante, confortados y alentados.
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