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Jornada parroquial de la Juventud en el Domingo de Ramos

Jornada parroquial de la Juventud en el Domingo de Ramos

Mañana los niños y jóvenes de la parroquia se dan cita en la ermita de Santa Eufemia para acompañar con sus ramos adornados, con sus toque de trompeta y de tambores a Jesucristo el Salvador.

El Papa les dice, a ellos y a todos los jóvenes del mundo este Mensaje, que resumo en estos términos:

Queridos jóvenes: "¡Alegraos siempre en el Señor!". La aspiriación a la alegría está grabada en lo más íntimo del ser humano. Nuestro coarzón busca la alegría profunda, plena y perdurable, que pueda dar "sabor" a la existencia.

Dios es la fuente de la verdadera alegría. En realidad, todas las alegrías auténticas, ya sean las pequeñas del día a día o las grandes de la vida, tienen su origen en Dios, qunque no lo parezca a primera vista. Soy amado personalmente por Dios. Y si Dios me acepta, me ama y estoy seguro de ello, entonces sabré con claridad y certeza que es bueno que yo sea, que exista.

Este amor infinito de Dios para con cada uno de nosotros se manifiesta de modo pleno en Jesucristo. En él se encuentra la alegría que buscamos. La alegría cristiana es abrirse a este amor de Dios y pertenecer a Él. El mal no tiene la última palabra sobre nuestra vida, sino que la fe en Cristo Salvador nos dice que el amaor de Dios es el que vence.

Buscar la alegría en el Señor: la alegría es fruto de la fe, es reconocer cada día su presencia, su amistad. Dirigid a menudo vuestra mirada hacia Él. En la cruz entregó su vida porque os ama. Un crisitano nunca puede estar triste porque ha encontrado a Cristo, que ha dado la vida por él.

Queridos amigos, la alegría está íntimamente unida al amor; ambos son frutos inseparables del Espíritu Santo. El amor produce alegría, y la alegría es una forma de amor.Empleaos a fondo para que las comunidades cristianas puedan ser lugares privilegiados en que se comparta, se atienda y cuiden unos a otros.

La alegría está en la conversión. Queridos jóvenes, ¡recurrid a menudo al Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación! Es el sacramento de la alegría reencontrada.

Al final puede que quede en nuestro corazón la apregunta de si es posible vivir de verdad con alegría incluso en medio de tantas pruebas de la vida, especialmente las más dolorosas y misteriosas. La respuesta nos la pueden dar algunas experiencias de jóvenes como vosotros que han encontrado precisamente en Cristo la luz que permite dar fuerzas y esperanza, también en medio de situaciones muy difíciles.

Queridos amigos, para concluir quisiera alentaros a ser misioneros de la alegría. No se puede ser feliz si los demás no lo son. Por ello, hay que compartir la alegría.Que la Virgen María os acompañe en este camino.

                                      Benedicto XVI

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