El frío invita a leer al calor del brasero
Y, tras haber disfrutado con el libro "Julián Marías. Retrato de un filósofo enamorado", leo con entusiasmo y gusto otro, que lleva por título "Edith Stein. Un prólogo filosófico, 1913-1922". Ambos me ayudan a pensar y repensar lo que vivo, mi circunstancia, mis recuerdos y mi futuro. Y el invierno ayuda, porque el frío invita a la introspección, sobre todo si se tienen los pies calientes.
Del de Julian Marías me quedo con este párrafo: "Si se pregunta -Escribió Don Julián en su obra "La felicidad humana"- a quién necesitamos para la otra vida, se ve quiénes nos importan de verdad en esta. Si esto se tuviera realmente presente, cada uno de nosotros procuraría "salvarse" en la pervivencia de los demás. Hay que preguntarse: ¿Somos irrenunciables para alguien? Imagínese cómo mejoraría este mundo si procurásemos ser irrenunciables para algunas personas y no comprometer la relación con las que a nosotros nos parecen irrenunciables".
Y del de Edith Stein me parece que resume el sentido del libro lo siguiente: Los acontecimientos más importantes de su vida sólo pueden comprenderse a la luz de su desarrollo filosófico. Ella hizo deliberadamente que su pensamiento filosófico tuviera que ver con las prácticas de su vida cotidiana, y utilizó las experiencias proporcionadas por tales prácticas para formular problemas filosóficos y llegar a conclusiones. Puede que esto sea menos evidente entre los años 1913 y 1922, periodo al que se refiere la mayor parte de este libro, que en los últimos años de su vida; pero incluso en esta época más temprana la dirección de la vida de Stein más allá de cierto punto sólo es comprensible a la luz de su filosofía, e incluso antes que esto, sus posiciones filosóficas están influidas de forma significativa pos us experiencias vitales".
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