Vigilantes para no perderse nada de la Jornada Mundial de la Juventud
“Un hombre sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó”.
El tiempo de verano no es para adormilarse porque se propagaría el mal en los corazones y en la sociedad. Es tiempo para despertar, que es tanto como decir: convivir, dialogar, proyectar iniciativas y aligerar así esta cansina y pesada sociedad.
Así lo están haciendo cientos de jóvenes del mundo entero que ya tienen lista la mochila y el alma para participar en Madrid en la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa. ¿Nos quedaremos nosotros dormitando o les ayudaremos en su empeño? Pienso que podemos ayudarles, despertando y empujando, para contrarrestar la cizaña con el trigo bueno de una oración comprometida, una laboriosidad solidaria, una ejemplar transparencia y una alegría contagiosa y esperanzada.
“El que tenga oídos que oiga”. Quizá tengamos que limpiar nuestros oídos con la penitencia, par que la sordera desaparezca y escuchemos los gritos fuertes de Dios que resonarán en los mensajes del Papa. Los jóvenes en Madrid van a dedicar tiempo a la confesión ¿no podríamos imitarles en nuestras parroquias frecuentando en este verano el confesonario?
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