Economía parroquial
Estos días concluyo el balance económico del año 2010 en la parroquia.
Y, viendolo, no puedo menos de afianzar mi fe en los milagros.
Porque vivir en estos tiempos de la libre generosidad de la gente, sin forzarla ni con tributos, retenciones o multas, parece imposible. Y, sin embargo, vivimos.
No se como se mueven los corazones, pero se mueven. Y desde luego, yo no los muevo. Hay una fuerza misteriosa que suscita generosidad y logra que cada año salga adelante esta "empresa" parroquial, que, no solo mantiene dignamente el culto a Dios, sino que además socorre a los hombres, aunque sean descuidados o descreídos.
Agradezco la generosidad de los que colaboran. Entre muchos pocos seguimos haciendo mucho. Que Dios, que les ayuda a ser generosos, les pague con creces su generosidad.
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