Desde el retiro en el monasterio de la Estrella
Encerrado en este idílico lugar, escribo en el blog, agradeciendo la amabilidad de los Hermanos de la Salle, que me permiten el uso de su preciosa "sala de ordenadores".
El rector del Seminario de Logroño, me ha dejado la encomienda no sólo la predicación y dirección del retiro, sino también el orden, la disciplina, el horario y el entretenimiento de los seminaristas. Al principio me desconcertó, porque no contaba con ello, pero, una vez aceptado el trato, aquí estoy ejerciendo mis viejas y olvidadas atribuciones de formador de seminario.
El número pequeño de seminaristas posibilita que todo se haga más llevadero, cercano y amable, así que espero disfrutar de la calma y paz de este lugar y lograr, al mismo tiempo, motivar a los seminaristas y entusiasmarles con la vocación.
Cuento con el recuerdo y la oración de los amables lectores de este blog, que si lo siguen, también ellos participarán de la dicha de este inigualable lugar de paz.
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