Fiesta de la dedicación de mi iglesia parroquial
Cada año, tras la fiesta de la Asunción, titular de la Parroquia, celebramos la dedicación de la Iglesia Parroquial para agradecer, a Dios y a nuestros antepasados, esta hermosura de templo que nos han dejado y que hoy debemos seguir cuidando y mejorando.
El templo parroquial nos recuerda, con su belleza y su arte, la grandeza y hermosura de Dios y nos permite comunicarnos con Él mediante la oración y las celebraciones litúrgicas.
Sin esta bella iglesia nuestro pueblo estaría incompleto porque tendría casas para las criaturas pero no para el Creador. Gracias al templo parroquial Dios se nos hace visible y nos convoca a unirnos a él para pedirle ayuda, recibir su perdón y estimularnos a vivir de acuerdo con sus leyes y orientaciones. La Iglesia de piedra es símbolo de la iglesia viva que formamos los feligreses de Villamediana, vivos y difuntos. La iglesia es también signo para los no creyentes que al verla se pueden interrogar sobre las cuestiones profundas que preocupan al ser humano y que no se arreglan sólo con bienes materiales.
El centro de la iglesia es el ALTAR y el SAGRARIO. En ellos Dios se hace presente y permanece en medio de nosotros, oculto bajo las apariencias sacramentales. Al templo vamos a encontrarnos con ese Dios oculto que nos dice siempre que todos somos Hijos suyos y, por tanto, Hermanos ¡Gracias, Señor, por recordárnoslo!
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