Mis amigos seminaristas guatemaltecos...
A pesar de las lluvias torrenciales, comienzan unos días de descanso con sus familias. Les deseo un feliz descanso y ojalá ayuden a tantos que han sufrido por el terrible temporal. Desde aquí mi compañía y mis mejores deseos. Que regresen fortalecidos, bien recargadas las pilas por este gran Año Sacerdotal que culmina y que a ellos tocará aplicar en sus propias vidas juveniles y vocacionadas.
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