Mis recuerdos...
Mis recuerdos me llevan hoy a la cripta de la catedral de San Salvador, que visité tantas veces en otro tiempo, para postrarme ante la tumba de Monseñor Oscar Arnulfo Romero y rezar allí por lo que llevo en el corazón.
Confio que la muerte de Monseñor Romero, aplastado por el choque fratricida de ideologías de muerte hace treinta años, traiga a ese querido pueblo salvadoreño la paz, el bienestar y la prosperidad que se merece.
Encomiendo a mis buenos amigos sacerdotes para que trabajen cuanto puedan por sanar heridas, por llevar esperanza, por valorar las personas y por transformarlas para el bien.
No lo tienen fácil, pero cuentan con el ejemplo de quienes les han precedido y con la ayuda del cielo.
Adelante, pues!
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