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Lectura orante de la Biblia

Lectura orante de la Biblia

Para los grupos bíblicos diocesanos estos son los pasos y la metodología que propongo y que próximamente trataré con los vicarios del Obispo para proponerlo a las parroquias:

a) Lectura: pausada y atenta, del pasaje que se haya seleccionado, siguiendo el material previsto.

b) Meditación: Como dice San Agustín, el texto tiene que ser “rumiado” y “masticado” en la boca antes de hacerlo bajar al corazón y de llevarlo a la propia vida. Se trata de penetrar en las riquezas que el texto contiene, de conocerlo por dentro, en sus detalles más significativos (se podría pedir que se subrayaran algunas palabras del texto: nombres propios, verbos, nombres de lugares, etc.)  para descubrir lo que la Palabra dice a cada uno y al grupo hoy, aquí y ahora.

c) Oración: Llegando a sentir la necesidad de responder a Dios después de haberle escuchado (haciéndolo de forma individual y después colectivamente, con una oración espontánea inspirada en el texto, dicha por quienes sean más capaces de hacerlo, o cantando todos juntos, o rezando una oración vocal conocida por todos, o un salmo…).

d) Contemplación: Ya no se trata de una técnica, ni de un añadido que llega desde fuera. La lectura, la meditación y la oración son el momento activo de la “lectio”. A la contemplación, en cambio, no se llega mediante el esfuerzo personal o el ejercicio de la voluntad. Ella es don del espíritu, el momento pasivo de la intimidad personal, en el que Dios lleva la iniciativa y el Espíritu sopla donde quiere. Personalmente he experimentado cómo ayuda en este paso la contemplación de algún icono o imagen que tenga relación con el texto, pues el arte a veces expresa más que mil comentarios. Se podría buscar este material de imágenes y distribuirlo a los grupos, o que cada grupo busque alguna imagen que ayude a la contemplación en cada sesión.

e) Hoy se insiste también en la necesidad de llevar de alguna manera eficaz a la práctica lo experimentado y vivido durante la “lectio divina”, pues lo propio de conversar es quedar en algo. El monitor tendría un gran papel para encauzar al grupo hacia algún compromiso personal y comunitario, logrando que en cada sesión se quedara en algo, lo más práctico posible.

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