Una interesante invitación episcopal
A mirar desde la fe la llamada vocacional y descubrir´, a la luz de la Palabra de Dios, que fuimos llamados desde el seno materno.
Para que lo recordemos en momentos bajos, oscuros...
Paque que defendamos la vocación como algo divino, inmerecido, regalado por el mismo Dios. Él sí que es el Mero-Mero. Pero interesante me resulta, y se lo agradezco, que el Obispo de Sololá-Chimaltenango lo recordara en la Ordenación Diaconal de Baldomero. Gracias, por ello, Mons. Gonzalo.
Agradezco al P. Luis Ortiz que, gentilmente, me ha enviado por internet la homilía. Ahora espero también alguna foto.
Decía así Mons. Gonzalo de Villa en Chimaltenango el día 22 del presente:
Ustedes, querido Baldomero y queridos seminaristas que hoy recibirán la institución, pueden recordar la historia de su propia vocación y los gérmenes de ella en los primeros tiempos en que comenzó a manifestarse. Podemos encontrar datos humanos, en su familia, en su infancia, en saber del seminario y en el plantearse un camino, quizás entrevisto al principio con dudas y tal vez también con ilusión. Podemos –pueden ustedes- contar esos principios desde una lectura puramente humana. Pero la palabra de Dios hoy nos invita a acercarnos a recorrer esa misma historia vocacional con mirada sobrenatural para verla con los ojos de Dios y para afirmar entonces que el llamado es algo que existió desde siempre para ustedes aunque el modo de irlo descubriendo y consolidando haya pasado, como tiene que ser, por los caminos humanos de la formación, del discernimiento, del aprendizaje y de la maduración.
¡Ah!, se me olvidaba: ¡Felicidades, muchas felicidades a Baldomero y a los seminaritas que fueron Instituídos! ¡A ser muy fieles y seguirse preparando con ganas, que falta menos para la meta!
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