En Briones, el pueblo del P. Abelardo

He visitado este maravilloso pueblo riojano en esta tarde soleada de verano, acompañado del P. Jerónimo.

Hemos disfrutado de sus calles empedradas y sus casas solariegas, blasonadas con escudos nobiliarios. Hemos recorrido su impresionante plaza, su iglesia catedralicia, donde todas las posibilidades del arte en piedra, madera y música se hacen presentes (impresiona ese órgano grandioso). Hemos subido a la torre del castillo y nos hemos aireado con el viento suave que viene del río Ebro, que lame los pies de este incomparable lugar. El museo del vino lo hemos visto sólo de lejos. La temperatura era ideal. Los viñedos, una alfombra, primorosamente tejida a nuestros pies.

Antes de salir de paseo hemos trabajado, aquí en Villamediana, en el jardín-huerto de la casa, que está quedando estupendo, tras las obras. Sandro ha podado los rosales y alisado un poco el terreno.

En la mañana, antes de la misa, he tenido que socorrer a un curioso personaje musulmán, que llamó a mi puerta: se llama Ibbraim. Es de Marruecos y, de vez en cuando viene a pedirme ayuda, aunque vive en Alberite. Le ayudé para que pueda regresar a Marruecos, aunque anuncia que piensa volver, porque dice que ha encontrado trabajo. En fin, que adivina sus andanzas y sus falsedades o verdades. Pero espero que no aparezca en una temporada.

También hemos tenido adoración al Santísimo, tras la misa, pidiendo por las vocaciones y por los sacerdotes en este año Sacerdotal.