Rodeado de nieve, pero con el corazón caliente
Hace un frío tremendo. Los montes que rodean el valle del río Iregua están cubiertos de nieve. La vista, preciosa; la temperatura: cuatro grados sobre cero. ¡Vamos, a punto de nevar!
Pero la cercanía de la Navidad me calienta el corazón aunque siga con los pies fríos. Porque es maravilloso saber que Dios se ha hecho niño y que para tratarlo basta con acercarse a la Iglesia o recibirlo en la comunión.
Me calienta también el corazón el afecto de los amigos, de cerca y de lejos, que me recuerdan, me escriben y... rezan por mi. Es hermosa la navidad y ya falta menos para que llegue.
¡Que sea muy feliz para todos!
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