Entrevista que me hizo un periodista y publicó en el diario "La Rioja" el día 29 de julio.
Ángel María Pascual ha regresado a su tierra natal tras permanecer dos décadas en la otra orilla del Atlántico. Nacido en Sorzano, se ordenó hace 30 años en el Seminario Diocesano. San Román y Galilea fueron sus primeros destinos, pero la llamada de las misiones gritó con fuerza dentro de su corazón. Llegó entonces al Seminario de Sololá, en Guatemala, del que fue rector, donde desarrolló su labor pastoral y pedagógica y en el que coincidió con el también riojano Abelardo Pérez. Ambos se involucraron en el fenómeno del exorcismo -«aunque el padre Abelardo es el experto», matiza-, y son cientos los casos tratados.
-¿Cómo aprende uno a ser exorcista?
-No es una profesión en sí, sólo pretendemos ayudar a las personas que sufren. Supongo que, poco a poco, te vas empapando de la religiosidad de las gentes, de sus costumbres y tradiciones, de los miedos que les acechan... Y, también, comienzas a leer tratados históricos, sobre todo de los siglos XVI y XVII, y otros libros sobre exorcismo en general.
-Porque la religiosidad se vive allí de otra forma que en España, ¿no?
-La religiosidad es muy natural, muy sensible; se retrotrae a siglos atrás, al período anterior a la llegada a América de la civilización occidental, y se vincula a la tierra, a las costumbres. Durante los últimos años, la magia y el terror se han desarrollado como un fenómeno muy corriente entre los guatemaltecos, sobre todo a través de las religiones precolombinas, por medio de sacerdotes mayas y de ritos ancestrales. Reivindican este culto como una manifestación de protesta contra la cultura occidental, contra la pobreza, contra la opresión.
-O sea, que podemos hablar de cierta manipulación entre la política y las creencias religiosas.
-Ellos aprovechan todos los recursos que les pueden ser favorables para disfrazar su proselitismo, sobre todo en una época de expansión de estas prácticas. Antes, los ritos solían ser ocultos, en cuevas o parajes perdidos, pero ahora buscan lugares de culto católico, ermitas no muy frecuentadas. Además, en las ceremonias introducen elementos entre mitológicos y lúdicos, como el fuego, la ingesta de alcohol o los atuendos exóticos, lo que se adorna con invocaciones misteriosas, rodeadas de boato, que verdaderamente impresionan a los presentes.
-Pero, ¿qué mueve a la gente corriente a penetrar en este mundo tan estrambótico, que diríamos en España?
-Las venganzas, los males de ojo, lo maleficios... Algunos buscan hacer el mal al vecino que les molesta o al pariente que va a heredar la fortuna que creen que les corresponde a ellos. Otros, sin embargo, se sienten amenazados por estos sortilegios, tienen miedo de morir o sufrir cualquier calamidad. Incluso, llegan a padecerla de forma somática. Muchos de ellos han jugado con fuerzas que luego no dominan.
-Y, entonces, acuden al cura...
-No es tan fácil. Primero, tienes que ganarte su confianza plena, con tiempo y paciencia, y, después, debes saber enfocar esa angustia que les atormenta hacia la oración y el amor a Dios. Muchos hallan en el señor el bálsamo espiritual a heridas que para ellos son reales.
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Luis Enrique Angel -