Hoy se cumple el aniversario de mi llegada a Guatemala, donde permanecí veinte años
Hace veintiun año, en este día, llegaba yo a Guatemala lleno de ilusión y sin saber lo que la providencia me depararía. Me esperaban en el aeropuerto de la Aurora Monseñor Eduardo Fuentes y los Padres Abelardo y Javier. Nunca había viajado en avión y pasé bastante miedo.
Permanecí veinte años en el Seminario Mayor de Sololá, donde puse todo mi corazón, toda mi imaginación, y todo mi afán sacerdotal. Cuando, extrañamente, ya no me necesitaron como formador de sacerdotes regresé a mi tierra y me han nombrado párroco de Villamediana de Iregua. Y aquí estoy con la misma ilusión de hace veintiun años, pero un poco más mayor.
A mis amigos sololatecos les dejé mi corazón. A mis feligreses de Villamediana les dejo ahora mi buena intención. Espero que unos y otros sigan adelante con alegría y con empuje. Por cierto que acabo de recibir una invitación de un antiguo alumno a su ordenación diaconal. Estoy tratando de arreglar las cosas, aunque los párrocos no lo tenemos fácil, para acompañarle. Ojalá salga.
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