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Elogio de Monseñor Eduardo Fuentes

Elogio de Monseñor Eduardo Fuentes

El Obispo Eduardo Fuentes fue una antorcha, que Dios encendió en el altiplano guatemalteco,  en tiempo de incertidumbre y oscuridad,  para guía de quienes, acostumbrados a la altura, nunca se resignaron a los abismos; una caricia para consuelo de atribulados, anhelantes de encontrar una mano tendida;y un estímulo de exigencia y santidad, para quienes buscaban un padre, un pastor y un amigo, que los encaminara por rutas de perfección.

Monseñor Eduardo, fue un guía, un maestro de vida, que aleccionó, yendo delante, marcando un camino sencillo y andadero, que entusiasmó a los jóvenes, estimuló a los adultos, y provocó un gran renacer vocacional en esta parcela de la Iglesia que es la diócesis de Sololá-Chimaltenango .

Monseñor Eduardo fue uno de esos Pastores, que tanto necesita el Pueblo de Dios, para sortear peligros, crecer en la fe y el amor, y  ser fortalecido en la esperanza. Realizó su misión callada y discretamente, con un corazón verdaderamente grande, que dejó de latir un 20 de julio de 1997, pero que sigue vivo junto a Dios y en la memoria de quienes le trataron. 

Del Prologo al libro en que recopilé las crónicas de la visita pastoral que Monseñor Eduardo realizó a la diócesis durante los años 1988 y 1989 y que lleva por título: "Caminando con mi pueblo".

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