Octava de Pascua
“Esto es lo que se ha de entender cuando decimos que Jesucristo nos ha “redimido”. Por medio de Él estamos seguros de Dios, de un Dios que no es una lejana “causa primera” del mundo, porque su Hijo unigénito se ha hecho hombre y cada uno puede decir de Él: “Vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí” (Gál 2, 2º)” (Spe Salvi, nº 26)
Cuando fallan las seguridades humanas de bienestar, de trabajo, de salud, nos queda la seguridad de esa entrega del Hijo de Dios. No lo olvidemos en estos días largos de confinamiento por la pandemia. Que la oración confiada y los pequeños servicios que se nos permiten hacer, incrementen nuestra confianza en Dios, para que nuestra esperanza tenga fuerza y fundamento ¡Feliz octava de Pascua.
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