Evangelio dominical
Todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido.
La actitud farisaica, que tan vivamente condena el evangelio que leeremos en este domingo, es un vicio a combatir. El engreído fariseo piensa que hace un favor a Dios cuando le sirve o le reza. Menos mal, que a su lado hay un humilde publicano que sabe que su pequeñez no le impide esperar en el Dios que “está cerca de los atribulados y salva a los abatidos”. Recemos, pues, con sencillez y nunca con orgullo.
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