DIEZ ACTITUDES PARA UN EFICAZ MINISTERIO PARROQUIAL Y UNA BUENA ATENCIÓN A LAS PERSONAS
1. El buen párroco tiene a disposición de Dios y de los fieles que se le han encomendado todo el tiempo posible. Para sí mismo sólo reserva un tiempo razonable de descanso y de puesta al día.
2. Planifica su tiempo (calendarios y horarios) ateniéndose a estas prioridades: primero lo de Dios, después los feligreses y por último él mismo.
3. Nada antepone a Dios y a sus fieles y no se molesta cuando, por ellos, tiene que variar su horario.
4. Cuando aparece un imprevisto lo atiende sin quejas y pone cuidado en reajustar su horario o su calendario.
5. Está siempre localizable y si no se le encuentra se disculpa.
6. No hace esperar a quien requiere su atención y si no dispone de tiempo acuerda con él una hora conveniente para atenderle.
7. Escucha antes de juzgar si el tema para el que se le requiere es o no importante y pone buena cara aunque esté molesto por que le parezca trivial.
8. No considera pérdida de tiempo el dedicado a escuchar a las personas y valora el tiempo que las gente dedica a escucharle a él en predicaciones, catequesis u orientación personal.
9. Considera importante el cuidado y preparación material de lugares y actividades y valora el tiempo que le prestan quienes le ayudan a ello.
10. No se amarga la vida por tener muchas actividades y atender a muchas personas, ni se desespera por ser pocas las que requieren sus servicios sacerdotales, poniendo siempre buena cara y haciéndolo todo por Dios.
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