¡Enciendenos los corazones, Espíritu Santo!
Para que no estén apagados y puedan dar luz a este mundo desorientado y calor a los corazones frios y a punto de paralizarse, sobre todo en cuestiones de perdón, comprensión y sacrificio.
Realiza hoy en nosotros lo que hiciste con los Apóstoles: cambiar su cobardía en valentía, su egoísmo en generosidad, su miedo en arrojo, su visión corta en universal.
Te lo pedimos con María, que reza con nosotros y cuida de nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.
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